La decisión de la Corte Constitucional que bloqueó una posible reelección del presidente Álvaro Uribe fue un golpe contra los autócratas, tan en boga por estos días, y debe resonar como ejemplo alrededor del mundo dice hoy una columna publicada en 'The Washington Post' escrita por dos expertos del Carnegie Endowment for International Peace, un prestigioso centro de pensamiento de la capital estadounidense.
"Hay mucho pesimismo por la democracia en estos días y los autócratas parecen estar marchando en todos los continentes. Así que debemos resaltar cuando la democracia triunfa frente a las tentaciones de los autócratas. Y eso es lo que acaba de suceder en Colombia", dice la columna que está firmada Robert Kagan y Aroop Mukharji, la columna.
Los autores subrayan que Uribe, con toda su popularidad, hubiese podido hacerse reelegir y que la gente estaba preparada para mirar hacia "otro lado" si en caso de un falló favorable. "Si alguien podía justificar un tercer período era Uribe (por todos sus logros), anotan para luego indicar que la Corte, sabiamente, discrepó.
"Afortunadamente la Corte vio las cosas de otra manera, quizá entendiendo que un tercer período habría sido malo para Colombia, para el hemisferio y aún para Uribe. Habría sido un golpe, quizá fatal, para la democracia que él ha hecho tanto por salvar", afirman los columnistas.
Para estos, más que reflejar los deseos inmediatos de la población, una democracia exitosa debe cimentarse sobre sólidos fundamentos legales e institucionales que están por encima de un hombre en particular.
"En muchos países, este principio se ha sacrificado por las ambiciones personales y la idea errónea de que alguien es irreemplazable. Los efectos de un tercer período habrían resonado más allá de Colombia", sostienen para argumentar que la democracia está siendo debilitada en Sur América y que un Uribe tres habría fortalecido la tendencia que inició Hugo Chávez en Venezuela y al que le siguen Rafael Correa en Ecuador, y Evo Morales en Bolivia.
"Colombia ha dado un empujón contra ola de autocracia y un golpe que debe resonar. Tentados por un fácil cambio constitucional, el país eligió plantear un modelo para la transición de poder que es durable y pacífico", añaden.
La columna remata diciendo que Uribe termina siendo el héroe de esta historia pues pese a sus ambiciones personales dejó que la Corte realizará su trabajo sin interferencia: "Independientemente de sus logros, que incluyen derrotar el terrorismo y darle esperanza a los colombianos, su regalo más grande a la gente es el de una sociedad y un sistema político basado no en el poder o el carisma de un individuo sino en el imperio de la ley".
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