miércoles, 4 de noviembre de 2009

Indigenas brasileños amenazan con matar obreros de futura gran hidroeléctrica en el Amazonas

14 etnias amenazaron con emprender "acciones guerreras" y matar a obreros si el Gobierno inicia las obras de Belo Monte, que será la segunda mayor de Brasil y será licitada en diciembre.

"Exigimos que el Gobierno cancele definitivamente la implementación de esta central hidroeléctrica. Si decide iniciar las obras de Belo Monte habrá una acción guerrera de los pueblos indígenas del Xingú", dice una carta enviada hoy por los indios al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Los autores de la misiva alertaron que, al emprender estas acciones, "la vida de los obreros y los indios estará en riesgo" y consideraron que la responsabilidad de las víctimas mortales recaerá en el Gobierno brasileño.

La primera acción de protesta, emprendida hoy y sin fecha de conclusión, fue el bloqueo de una balsa utilizada para atravesar el río Xingú en una zona donde una carretera corta una región selvática del norte del estado de Mato Grosso, en el límite de la Amazonía.

La carta, firmada por 212 líderes tribales, denuncia que la represa de Belo Monte traerá "consecuencias irreversibles" para la región, lo que supone una "violación de los derechos de los pueblos ancestrales del río".

Belo Monte va a ser construida a la altura del municipio de Altamira, en el estado amazónico de Pará, tendrá una potencia de 11.233 megavatios y será la segunda mayor del país por detrás de la de Itaipú, que Brasil comparte con Paraguay.

La represa va a inundar un área selvática de cerca de 440 kilómetros cuadrados, lo que afectará directa e indirectamente a 66 municipios y once tierras indígenas, obligando al desplazamiento de decenas de miles de ribereños cuyas viviendas quedarán inundadas, según los planes de construcción.

El Gobierno ha marcado la licitación de la central para el próximo 21 de diciembre y se calcula que exigirá inversiones por cerca de 16.000 millones de reales (unos 9.100 millones de dólares).

El proyecto de Belo Monte nació en la década de los setenta, pero fue bloqueado en la época por la resistencia de los grupos ecologistas y de indígenas.

Desde entonces, el proyecto ha sufrido reformas estructurales para reducir el área inundada en pleno corazón de la selva amazónica y permitir la circulación de peces gracias a la construcción de canales.

En mayo de 2008 un grupo de indígenas hirió a machetazos a un empleado de la estatal Eletrobrás durante un seminario ofrecido a las comunidades ribereñas del Xingú para explicar los impactos de esta represa.


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