jueves, 29 de octubre de 2009

Trágico final de toma de rehenes en Briceño; mueren ex convicto y su esposa, a quien tenía retenida

No hay aún certeza sobre si accionó el explosivo de forma voluntaria o accidental, pero fuentes del CTI le confirmaron al Noctámbulo de Citytv que tras la explosión, cuatro familares de Elvira Pulido ingresaron a la casa de tres pisos ubicada en esa jurisdicción del municipio de Sopó (Cundinamarca) y hallaron los dos cuerpos. Incluso, una de las familiares se desmayó al ver la escena.Entre las 10 de la noche y las 2 de la madrugada, se vio tres veces a Castillo con su arma en la mano y la granada por la ventana de la edificación. No hizo disparos, pero mantenía encañonada a su esposa. Un largo secuestro que acabó en tragedia A las 8 de la mañana del empezó el drama dentro de una vivienda ubicada a una cuadra de la estación de Policía de Briceño, jurisdicción del municipio de Sopó (Cundinamarca).Fredy Castillo Villamil, de aproximadamente 30 años, llegó al inmueble armado con un revólver 38 largo y una granada de fragmentación N29.El hombre tomó como rehenes a varios de sus ocupantes -su suegra, una inquilina y una niña de aproximadamente 10 años- y exigió la presencia inmediata de su compañera sentimental y de su pequeño hijo, de dos años y medio.
La Policía conoció el caso y varios uniformados se acercaron al sitio para acordonarlo.A través de una ventana Freddy Castillo manifestó al coronel José Manuel Barreto, comandante (e) de la Policía de Cundinamarca, que quería ver a sus seres queridos. La mujer había llevado al niño al jardín infantil en la mañana."El hombre exige la custodia de su hijo", señaló en su momento el coronel Barreto, quien desde un comienzo asumió el control de la situación.Hacia el mediodía, las autoridades permitieron que la esposa de Castillo y su hijo, quienes se hicieron presentes en el lugar, ingresaran a la vivienda. El alcalde del municipio de Sopó, William Venegas, así como unidades del CTI de la Fiscalía, estuvieron en el sitio apoyando la labor de las autoridades.La tensión en el lugar, que lentamente empezó a ser invadido por curiosos y por distintos medios de comunicación, aumentó cuando uno de los miembros de la Policía trató de acercarse a la casa en la que permanecían los rehenes.Freddy Castillo disparó varias veces a través de la ventana para ahuyentar a las autoridades.
Tras varias horas, Castillo permitió que su esposa -Elvira Pulido, de 27 años- su hijo y otras dos personas que mantenía retenidas, entre ellas a la menor de edad, salieran del inmueble. La última persona en ser liberada fue Mireya Cañón, de 30 años de edad, que habita en la casa y cuya salida fue permitida por el captor luego de que su esposa accediera a ingresar de nuevo.
Todo indicaba, de acuerdo con las pesquisas preliminares, que problemas sentimentales de Castillo Villamil con Elvira Pulido provocaron la situación. El hombre, que mostraba señales constantes de agresividad, pidió a su esposa que volviera con él o que le dieran la custodia de su hijo.Por momentos, los uniformados aprovecharon los descuidos de Castillo para ubicar a un mayor número de efectivos cerca de la casa. Usaron escaleras para situar a expertos con armas de fuego.
Trago y cigarrillo

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